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sábado, 1 de septiembre de 2007

La Educación Musical en El Salvador


Ayer leí éste artículo del Maestro Manuel Carcache. Allí el Maestro nos ofrece su crítica acerca de la celebración en El Salvador de los 400 años de ópera. Me voy a abstener de dar mis comentarios, pués es una situación con la que no estoy familiarizado.
Al final del artículo, el Maestro Carcache me hizo pensar sobre la educación musical en el país. Y aquí si hay una ensalada de opiniones. He hablado con varios artistas e intelectuales de la música sobre éste respecto, y he encontrado muchas diferencias musicales, filosóficas, y hasta políticas en cuanto a como enfrentar los desafíos que el país encuentra al respecto.
En cuanto a diferencias musicales, me limitaré a comentar sobre que tipo de música debe enseñarse a niños y a jóvenes. Mi respuesta es breve y categórica: se debe enfatizar la música clásica. Esto sorprenderá a quienes me conocen y saben que me gustan también ciertos estilos sagrados y populares. Pero aquí puedo clarificar mi posición: la música clásica es la expresión mas alta del quehacer musical de los seres humanos. Ahora, eso quiere decir que la tal exista en un vacío (vacuum). Quien conozca la música de los Alpes, inmediatamente reconocerá su influencia en la música de Haydn, Mozart, Bethoven, Mahler y otros compositores germánicos. Por ésa razón no me opongo a conciertos populares; pero si me opongo cuando éstos se convierten en la norma de instituciones cuya misión principal es la promoción del arte musical serio.
En cuanto a diferencias filosóficas, me enfocaré en ésta área: ¿A cuál etapa formativa debería dársele prioridad? Aquí difieren un poco mis amigos: unos creen que la urgencia más apremiante es fortalecer las bases (edad escolar); otros ven urgencia en la creación de una carrera universitaria. Yo creo que se deben hacer hacer las dos cosas. La una le dará vitalidad a la otra. En cuanto a talento y recursos, el país podría hacer ambas. Obviamente, hay personas haciendo ésto al nivel de bases. Estos son dos casos que yo conozco:
1- El Lic. Walter Quevedo-Osegueda hace una labor excelente con un programa de guitarra patrocinado por La Fundación Escalón.
2- El Prof. Neftalí Valiente Calderón (graduado del CENAR) tiene programas privados en varios puntos. Una vez a la semana va a Chalchuapa donde imparte clases (ad honorem) en el pequeño Colegio Bautista de ésa ciudad.
Y sé que hay más casos así.
Diferencias políticas. Me voy a limitar a ponerlo de ésta forma: ¿Quién debe financiar la educación musical, el gobierno o la empresa privada? La respuesta variará de acuerdo a sus circunstancias. En mi caso, la respuesta es: ninguno de los dos. Yo tengo un estudio que funciona en el Colegio Live Oak en Texas. Mi fórmula es simple: las clases las pagan los padres. Si no pueden pagar, les doy hast el 50% de descuento. Ofrecemos clases de piano, violín, viola, cello. Hay un señor allí también que tiene su propio estudio de guitarra. En mi caso, hay cinco maestros, y una gerente de finanzas que trabajan para mí y para mis estudiantes. Como no tenemos un cheque constante del gobierno, tenemos motivación diaria para hacer un trabajo profesional: nuestro éxito depende de la calidad de nuestro trabajo. A Dios gracias, tenemos una lista de espera. ¿Qué tiene que ver ésto con política? Mucho. Mi espíritu empresarial salvadoreño se combinan con mi amor por la música, y con mi creencia que Dios nos llama a servir sin que el estado nos lo impida.
Es ésto exactamente lo que yo haría si estuviera en El Salvador. Alguien dirá, "pero es que la gente no paga." Ese problema existe por todos lados. Aquí cobramos por semestre (y no por mes). Y, con la lista de espera, siempre hay alguien que te puede quitar tu lugar: ¡Santo remedio!
En cualquier caso, antes de escribir un Requiem por la música salvadoreña, hay que considerar otras posibilidades... Por supuesto, lo digo con mucho respeto, pués no niego que los desafíos dentro del país son grandes.
En todo caso, el tema es muy serio. El análisis proveniente de la mente ágil del Maestro Carcache debe hacernos reflexionar (y actuar). Las generaciones venideras, como la pianista salvadoreña* en la foto, nos lo agradecerán.

* Una de mis gemelas, Elise, la cual practica piano varias veces al día. El asunto es un poco mas serio que la foto. ¡Cómo la educación musical en el Salvador!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buen día Carlos, primero las disculpas por el comentario tanto tiempo despues de que publico el articulo. Me pregunto, los niños n o tienen derecho a escuchar música clásica?
Esto surge porque me encontraba con mi familia (y con mosotros nuestra segunda hija de 1 año y medio) en un concierto de la Orquesta sinfonica, ella prestaba atencion a la musica, sin llorar o gritar, luego de un par de piezas, el director se retiró, todos muy sorprendidos, y luego se acerco alguien a decirnos que decia el director que si no nos retirabamos suspendia el concierto. Me gustaria oir su opinion.
Gracias

Carlos Colón-Quintana dijo...

Amable lector,
Aunque admiro su anhelo de que su niña crezca amando a la música, debo decirle la otra perspectiva. La música clásica demando silencio absoluto, y los directores de orquesta tienen un oído muy agudo. El director que ud. menciona, probablemente ha tenido algunas malas experiencias.
Fisiológicamente los niños de menos de 4 años no pueden estar quietos por mas de 15 minutos (a lo sumo!). Yo no llevé a mis gemelas a un concierto hasta que tenían 4 años; pero sudé bastante... Y me senté cerca de la salida, por aquello de las dudas...
Mi sugerencia es que hay que llevar a los niños a conciertos apropiados a su edad. Ya cuando están en primer grado, es posible llevarlos a un concierto formal; pero hay que prepararlos antes.
Saludos,
Carlos